
LA VISITA DE LAS RELIQUIAS NOS RECUERDAN EL PASO DE DIOS
La verdadera devoción a los santos consiste en imitar sus virtudes, compartir su destino y pedir su intercesión. Reconocemos en la Visita de las Reliquias de los santos el paso de Dios en nuestras vidas que nos invitan a responder al llamado universal a la santidad que tenemos todos los cristianos: En la Arquidiócesis de México las 420 parroquias y rectorías, todos los movimientos laicales y todas las comunidades de religiosas y religiosos siguiendo las enseñanzas del Papa Francisco y las orientaciones del Documento conclusivo de la XXIII Asamblea Arquidiocesana de 2024 nos hemos comprometido a vivir cinco líneas de acción que hemos llamado “las cinco pautas fundamentales para la renovación pastoral de nuestro caminar en la Iglesia que peregrina en la gran ciudad de México”. Los santos, que vivieron el Evangelio y que hoy se hacen presentes, a través de sus reliquias, nos recuerdan con su testimonio cómo podemos traducir a la vida estas cinco pautas, para renovar la Iglesia y para edificar la sociedad. Por ello…
SALGAMOS A COMPARTIR LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO COMO SAN RAFAEL GUIZAR Y VALENCIA
El padre Rafael, encontrándose como misionero en la Habana, Cuba, fue llamado por el Papa Benedicto XV a ser Obispo de la diócesis de Veracruz. Cuando todo el puerto estaba alegre por dar la bienvenida al nuevo Obispo, un terremoto sacudió la diócesis dejando un gran número de muertos y damnificados. Por eso, cuando al nuevo Señor Obispo le fue presentada su sede episcopal en la Ciudad de Jalapa comprendió que su deber no era quedarse ahí para organizar la diócesis y hacerse cargo de los problemas, sino salir a atender a los damnificados, a quienes habían sufrido la devastación de sus casas para darles asistencia material y espiritual. Monseñor Guízar Y Valencia salió a anunciar la alegría del evangelio a más de 64 parroquias y unas 300 iglesias o capillas con tan solo 60 sacerdotes en su presbiterio. Realmente pasó su vida ministerial en visita pastoral en lugares inhóspitos donde se hablaban, al menos, cinco lenguas y además, en un contexto de persecución religiosa. Nada detuvo al santo Obispo para anunciar la alegría del evangelio a todo cristiano que Dios le había encomendado como porción de su grey amada. Viendo el testimonio de San Rafael Guízar nos podemos preguntar: ¿Cómo puedo yo ser misionero en mi entorno y llevar el evangelio a mi hogar, a mis compañeros de trabajo o a mis vecinos? ¿Estoy dispuesto a acercarme a las personas más alejadas de Dios y de la Iglesia para compartir mis valores cristianos mediante el buen comportamiento, mi alegría por ser cristiano y con el cumplimiento fiel de mis deberes de estado?
ESCUCHEMOS CON COMPROMISO COMO LA MADRE TERESA DE CALCUTA
La Madre Teresa no solo sabía que una cosa es oír y otra muy distinta escuchar con atención a los demás, sino que además, toda su vida estaba abierta hacia los demás. Durante 45 años tuvo un corazón abierto para saciar la sed de amor de pobres, enfermos, huérfanos y moribundos. La fundadora de las Misioneras de la Caridad supo escuchar los gritos y las necesidades de los más pobres y comprometerse creando hospicios y residencias para los más desamparados. Y todo lo hacía por amor a Cristo a quien descubría en la persona de los más vulnerables. ¿Estoy dispuesto a aprender a escuchar para fomentar un dialogo abierto y constructivo que puede llevar a propuestas benéficas para los demás? Que resuene en nuestro interior la palabra “efetá” que quiere decir “ábrete”, abre tu vida a las necesidades de los demás y con la sensibilidad de quien experimenta compasión comprométete a ser parte de la solución que Dios da a quien se ve afligido por alguna circunstancia especial.
ACOJAMOS A LOS DEMÁS CON EMPATÍA COMO SAN JUAN PABLO II
El Papa Juan Pablo II realizó 104 viajes apostólicos fuera de Roma convirtiéndose en un Papa Peregrino. Visitó naciones nunca antes visitadas. Hablaba varios idiomas como italiano, francés, alemán, inglés, español, ruso, etc. y con ello se esmeraba en ser empático con los demás, alcanzando una buena comunicación con otras culturas. Fue empático en lo universal como en lo particular, pues también fue sobresaliente el intento de asesinato que tuvo lugar el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de san Pedro. Perdonó a Mehmet Ali Agca, quien le había disparado y de ello da testimonio una fotografía donde se encuentra el Papa, en la cárcel, dialogando en intimidad y serenidad con quien atentó contra él. Fue empático en sus visitas pastorales escuchando con atención, saludando, abrazando y mirando a los ojos a niños, campesinos, obreros y sobre todo a los jóvenes a quienes alcanzaba a entender profundamente y a quienes hablaba desde el corazón. Realizó un papel importante en el dialogo con el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa oriental y la Comunión anglicana dando prueba de estar convencido de que son más las cosas que nos unen con los demás, que aquellas que nos separan. ¿Estoy dispuesta a ser, en mi ambiente habitual, un instrumento de comunión por amor a Dios y por amor al prójimo?
VIVAMOS LA ESPIRITUALIDAD DE LA COMUNIÓN Y DEMOS BUEN TESTIMONIO CARGANDO LA CRUZ DE CADA DÍA
Proponía y promovía el Papa Juan Pablo II al inicio del Tercer Milenio una espiritualidad de la comunión. La espiritualidad de la comunión significa mirar el misterio trinitario que habita en nosotros y cuyo rostro ha de ser reconocido en el rostro de los demás, es decir, descubrir que ni nosotros, ni los que nos rodean hemos nacido para vivir en soledad y mucho menos aislados. Por ello, es parte de nuestra realización como personas que habitan una sociedad vivir en comunión. Esto no es fácil, por ello la espiritualidad de la comunión está marcada por el misterio pascual de Cristo, es decir, por el sacrificio. Espiritualidad de la comunión significa abrir espacio al hermano y sobrellevar sus cargas rechazando cualquier tentación egoísta que engendre en nosotros envidia, rechazo, competitividad y celos. Luchar contra esas tendencias por amor a Dios y por amor al prójimo, significan cargar la cruz de cada día, ello permitirá la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas que nos llevarán a realizar el sueño de Jesús: “Padre, que sean uno como tu y yo somos uno” (Jn 17,21-23). Cristo murió en la cruz para reconciliar al mundo, para que nos amaramos los unos a los otros como Él nos amó y para reconciliarnos con Dios Padre.
FORMÉMONOS Y FORMEMOS DISCÍPULOS MISIONEROS
En el santo bautismo hemos recibido un doble llamado: a ser santos y apóstoles; por ello, hemos de cultivar sueños de santidad personal y fecundidad apostólica. Realizar un apostolado significa, no solamente realizar obras sociales o hacer llegar el mensaje evangélico hasta los últimos rincones del mundo, sino también, irradiar lo que uno vive en su ser cristiano. Dicen que “nadie da lo que no tiene”, por ello, un apóstol comunica la experiencia de amistad que tiene con Jesús. La formación permanente de un cristiano principalmente consiste es conocer a Jesús y al mismo tiempo, en darlo a conocer. Conocer a Jesús, amarlo y hacerlo amar ha de ser un gran deseo de todo aquél que ha experimentado las palabras de Jesús dirigidas a él: “ya no los llamo siervos, ahora los llamo amigos” (Jn 15,15).
Concluyamos esta catequesis agradeciendo a Dios el don de los santos como referentes para nuestra vocación; agradezcamos la visita de las reliquias de san Rafael Guízar Y Valencia que nos invita ir como misioneros a los que están lejos; las reliquias de san Juan Pablo II que nos invitan a valorar la familia como el primer santuario de la vida y a los jóvenes como la esperanza de la Iglesia y la sociedad; las reliquias de santa Teresa de Calcuta que nos mueven a amar más al vulnerable para saciar su sed de Dios y la reliquia de la santa Cruz que nos recuerda que “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13-17).
Mons. Carlos Enrique Samaniego López